Berlín, comerciante de tabaco, 29 años, católico. No es pariente ni consanguíneo del acusado. Jura.
PRESIDENTE - ¿Conoce al acusado?
TESTIGO – Sí, desde el 19 de diciembre de 1920.
PRESIDENTE - ¿Fue cuando llegó de París a Berlín y se vinculó a su familia por intermedio del Señor Eftian?
TESTIGO – Sí.
PRESIDENTE - ¿Es cierto que el acusado conocía ya al Señor Eftian de París?
TESTIGO – Sí.
PRESIDENTE - ¿Tiene usted un negocio en el N° 75 de la calle Oranien?
TESTIGO – Sí, una cigarrería.
PRESIDENTE - ¿Es usted armenio? ¿También su esposa?
TESTIGO – Sí.
PRESIDENTE - ¿Reside en Berlín desde 1914?
TESTIGO – Sí.
PRESIDENTE - ¿Ha presenciado las masacres?
TESTIGO – No, no las he presenciado.
PRESIDENTE - ¿Tampoco antes?
TESTIGO – No.
PRESIDENTE - ¿Y sus padres?
TESTIGO – Mi padre está en Constantinopla. En cuanto a mi madre, ella ya hace tiempo murió de muerte natural; pero todos mis parientes y conocidos fueron asesinados en mi pueblo natal, Garín.
PRESIDENTE - ¿Ha conversado frecuentemente con el acusado? ¿Lo visitaba en su domicilio y negocio?
TESTIGO – Sí.
PRESIDENTE - ¿Han tocado el tema de los hechos pasados?
TESTIGO – No, nada hablamos al respecto. A mi esposa y a mí nos abate el ánimo hablar de las matanzas.
PRESIDENTE - ¿Le resulta doloroso que le hagan recordar esas terribles historias del pasado?
TESTIGO – Sí.
PRESIDENTE - ¿Y por esa razón no ha tratado el tema?
TESTIGO – Sí.
PRESIDENTE - ¿Sabía que Taleat se encontraba en Berlín?
TESTIGO – Sí, con otros.
PRESIDENTE - ¿Cuándo se enteró?
TESTIGO – En 1919, al finalizar la guerra.
PRESIDENTE - ¿Le contó el acusado que Taleat estaba aquí?
TESTIGO – Generalmente no se hablaba al respecto.
PRESIDENTE - ¿Qué opinión le merece la salud del acusado?
TESTIGO – Al visitarnos nos dijo que no se sentía bien, estaba enfermo y con deseos de consultar a un médico.
PRESIDENTE - ¿Consultó a un médico?
TESTIGO – Sí, junto con un compañero.
PRESIDENTE - ¿Al profesor Kassirer?
TESTIGO – Sí.
PRESIDENTE - ¿Alguna vez le ha notado síntomas de alucinación?
TESTIGO – No, pero decía estar muy enfermo. Algunas veces mi esposa le preparó la comida y él ingirió medicamentos en nuestra presencia.
PRESIDENTE - ¿Quiere decir que estaba bajo tratamiento médico?
TESTIGO – Sí.
PRESIDENTE - ¿Le ha llamado la atención algo en especial en el acusado?
TESTIGO – No, no puedo decir eso.
PRESIDENTE - ¿Cómo estaba de ánimo, alegre, feliz, bien dispuesto; o más bien triste y agobiado?
TESTIGO – A veces alegre a veces triste, pero estaba más triste que alegre.
PRESIDENTE - ¿Se refería a sus clases de baile?
TESTIGO – Cuando nos visitaba, venía con Eftian, quien tomaba también clases de baile.
PRESIDENTE - ¿No ha cultivado su amistad fuera de su casa?
TESTIGO – No, sólo en mi casa.
PRESIDENTE - ¿A cuánto asciende la colectividad armenia de Berlín?
TESTIGO – No sé.
PRESIDENTE - ¿Algún centenar?
TESTIGO – Casi.
PRESIDENTE - ¿Realizan reuniones sociales? ¿Se ayudan mutuamente?
TESTIGO – Claro, naturalmente, nos ayudamos mutuamente.
PRESIDENTE – Entonces habrá conocido a la colectividad.
TESTIGO – Conozco muchas personas, pero no a la mayoría.
PRESIDENTE - ¿Le ha contado el acusado que una vez, en la calle, se cruzó con Taleat Pashá?
TESTIGO – No, no me contó.
PRESIDENTE – Durante su vinculación con el acusado ¿noto algún cambio?
TESTIGO – No, no noté nada.
PRESIDENTE - ¿Le dijo la razón de su traslado a la calle Harttenberg?
TESTIGO – No.
PRESIDENTE - ¿No se lo preguntó usted?
TESTIGO – Sí, me dijo que era de su agrado, que estaba enfermo y precisaba una vivienda mejor.
PRESIDENTE - ¿Existen otras preguntas para formular al testigo? (No).