Testigo Elizabeth Stilbaum

Berlín, calle Augsburger N ° 51, 63 años, protestante. Jura.

PRESIDENTE – Díganos qué sabe sobre el acusado y los hechos.


TESTIGO – El acusado ha vivido en mi casa. Sólo puedo hablar favorablemente de él. Era muy modesto y honesto. No tengo mucama y yo hago los quehaceres domésticos. Todo lo que él podía hacer, lo hacía para ahorrarme trabajo; así, no me dejaba a mí la limpieza de sus zapatos. Desde todo punto de vista era muy discreto y honesto.

PRESIDENTE - ¿Se enfermó alguna vez?

TESTIGO – Algunos días después de instalarse en mi casa, antes de navidad. Y es por ese motivo que se atrasó un poco el aviso a la policía. Quería notificar a la policía sobre el traslado el primer día, pero como él debía ir personalmente, debido a la enfermedad se atrasó. Fue algunos días después de venir a mi casa, estaba en la cocina cuando oí un gemido; pensé que sería el señor recién llegado que no podía usar bien la llave. Al acercarme a la puerta lo encontré raro, creí que estaba borracho. Me saludó, pero noté que no estaba muy dueño de sus facultades. Se retiró a su habitación y yo a la mía. Presté oídos, pues creí que encendería el gas. Luego oí que tomó agua y se sentó en el sillón y todo se calmó. Me acerqué a su puerta, todo estaba tranquilo. Al día siguiente no oí nada. Hablé al señor Apelian, que también vivía en mi casa, respecto a que el señor Tehlirian estaba borracho y debía comunicarle que yo no podía tolerarlo. A raíz de eso el señor Apelian habló con el señor Tehlirian.

PRESIDENTE - ¿Notó estados patológicos en otras oportunidades?

TESTIGO – Estaba demasiado nervioso y no podía dormir. Él mismo lo decía cuando alguien se interesaba por su salud.

PRESIDENTE - ¿Sabía qué médico lo atendía?

TESTIGO – Sí, el profesor Kassirer. Anteriormente le recomendé otro médico especialista en enfermedades nerviosas de la calle Bodstamer, no podría precisar exactamente dónde, que me habían recomendado amigos míos, pero no fue el Dr. Haage.

PRESIDENTE - ¿Qué más puede decirnos de la vida del acusado? ¿Era ordenado?

TESTIGO – Demasiado.

PRESIDENTE - ¿Sabía que tomaba lecciones de baile?

TESTIGO – Sí.

PRESIDENTE - ¿Lo visitaban frecuentemente otros armenios?

TESTIGO – Sólo uno, Levón Eftian.

PRESIDENTE - ¿Salía frecuentemente con el señor Apelian?

TESTIGO – Sí.

PRESIDENTE - ¿No le extrañó su repentina mudanza?

TESTIGO - ¡Como no…!

PRESIDENTE - ¿Qué le dijo entonces?

TESTIGO – Pensaba quedarse en mi casa hasta el primero de mayo. Le dije: “Creo que usted quería quedarse hasta el 1° de mayo”. Respondió que el médico le había aconsejado la luz solar y señalado lo pernicioso del gas
[1]. Le creí porque estaba demasiado nervioso. Se mudó el 5 de marzo. Su habitación era contigua a la mía, podía oír todo. De noche dormía siempre convulsionado.

PRESIDENTE - ¿Estaba en su sano juicio? ¿Ha notado irregularidades en su sentido común?

TESTIGO – Jamás ha sido mal educado. Siempre ha sido muy noble y cortés. Sólo puedo hablar bien de él.

PRESIDENTE - ¿No sabe usted nada de sus crisis nerviosas? Una vez, al volver a casa, se habría desmayado en el umbral.

TESTIGO – Sí, ese hecho lo mencioné hace un rato.

PRESIDENTE – (Al traductor) Comunique al acusado que la testigo no dijo nada desfavorable para él, sólo eso de que alguna vez lo ha visto enfermo. ¿Hay otras preguntas que formular?

DEFENSOR VON GORDON - ¿El acusado tocaba mucha música?

TESTIGO – Sí, siempre tocaba la mandolina.

DEFENSOR VON GORDON - ¿Cantaba también?

TESTIGO – Sí, melodías tristes, siempre tenía en sus manos la mandolina y cuando estaba solo iba y venía por la habitación con la mandolina en la mano.

DEFENSOR VON GORDON – ¿Mientras cantaba apagaba repentinamente la luz de gas?

TESTIGO – Sí, una vez cuando el otro señor estaba en su habitación, como tenía que decirle algo, abrí la puerta y entré. Vi que ambos estaban sentados en la oscuridad, fumando y tocando. Me dijeron que en la penumbra se conseguía un mejor estado de ánimo.

PRESIDENTE - ¿Estaba más misterioso?

PERITO LIPMANN – La testigo dijo que el acusado estaba muy nervioso. ¿Qué quiso decir con eso? ¿Estaba muy serio?

TESTIGO – Sí, muy serio, siempre estaba serio.

PERITO LIPMANN - ¿Más bien triste que alegre?

TESTIGO – Sí.

PERITO LIPMANN - ¿No era vivaz y alegre como otros jóvenes?

TESTIGO – Muchas veces me pregunté el motivo de su abatimiento.

PERITO LIPMANN - ¿Estaba pensativo? ¿Tenía acaso el aspecto de un hombre preocupado por algo?

TESTIGO – No, por otra parte yo no tenía mucho trato con él.

PERITO LIPMANN - ¿Qué entiende al decir nervioso? ¿Quiere decir distraído?

TESTIGO – Sí, muchas veces monologaba y me parecía que estaba con alguien.

PRESIDENTE - ¿También de día?

TESTIGO – No, de noche.

PRESIDENTE – El señor perito preguntaba si estaba distraído frecuentemente.

PERITO LIPMANN - ¿Era reservado, introvertido?

TESTIGO – Muy reservado, siempre serio, al llegar a casa tocaba la mandolina.

PRESIDENTE - ¿Le habló del futuro?

TESTIGO – No.

PRESIDENTE - ¿Se interesó en saber los motivos de su arribo a Berlín?

TESTIGO – Decía que quería estudiar y realmente al segundo día ya encontró una profesora de idiomas.

PRESIDENTE – Durante su estadía en su casa ¿notó cambios en su estado anímico o en su modus vivendi?

TESTIGO –No, siguió sin cambiar. A veces silbaba, lógicamente el hombre no puede permanecer siempre triste. Generalmente serio, así, personal…

DEFENSOR VON GORDON - ¿Hablaba de su pasado? ¿Del hecho de haber perdido a su padres?

TESTIGO – No, algunos días después de mudarse de mi casa regresó para retirar el certificado policial de cambio de domicilio. Ese día le pregunté y me contó cómo había encontrado en ruinas su hogar y decía no podía narrarlo claramente, que sus hermanas, el hermano mayor y los padres habían sido asesinados, siendo él el único sobreviviente. Eso fue lo que me contó. Luego se calló y noté que no deseaba tocar el tema.

PRESIDENTE - ¿Notó alguna emoción?

TESTIGO – Sí, si; sólo contó todo eso cuando se lo pregunté.

PRESIDENTE - ¿Deseaba usted saber el motivo de su mudanza?

TESTIGO – No, no; su amigo todavía vivía en mi casa. Dijo que quería hablar con él, luego se refirió a su habitación, fue entonces cuando se lo pregunté.


[1] La testigo se refiere al gas que se utilizaba entonces para iluminar el interior de las habitaciones (N. del E.).