Perito Richard Kassirer

43 años, judío. Jura.

PERITO KASSIRER – Enuncio mi opinión sobre la base de dos revisaciones a que sometí al acusado en febrero del año en curso, antes del hecho, así como también de las impresiones que recogí durante este proceso. Desde la segunda revisación hasta la fecha no había visto al acusado.
Vino a mi consultorio por primera vez el 5 y por segunda vez el 18 de febrero. Me describió su enfermedad por intermedio del intérprete. El acusado es hijo de padres sanos. No han ocurrido en su familia casos de alucinación. No me relató cosas que revistan especial importancia respecto a las descomunales excitaciones psíquicas que ha padecido. Dijo que la primera crisis la tuvo en 1917, la segunda un año después, luego cada tres o cuatro meses y sucesivamente se fueron repitiendo con mayor frecuencia, motivo por el cual vino a consultarme. Contó que al comienzo se encuentra incómodo, tiembla y siente un repugnante olor a cadáver para luego perder el conocimiento. Al cabo de algunos minutos siente un tremendo cansancio. Declaró desde un principio que jamás tuvo mordedura de lengua ni pérdida de orina y según le han dicho, durante las crisis le aparece espuma en los labios.

Mi revisación no arrojó ningún resultado objetivo en cuanto a su sistema nervioso. Hice analizar su sangre y orina pero nuevamente el resultado fue negativo. En base a estos datos supuse que el problema podía residir en un caso de verdadera alucinación y fundamenté mi diagnóstico en el hecho de que las crisis ocurrían cada vez con mayor frecuencia, lo que muchas veces señala el comienzo de una crisis alucinante. Entonces, si no me equivoco, le receté al acusado un remedio que sabía trastornaría su actividad intelectual. Él se sintió más cansado y por esa razón suspendió sus lecciones. Después de todo eso, sin embargo, luego de todo lo que oí durante el proceso, no puedo insistir en mi diagnóstico de alucinación. Ahora me inclino realmente por la tesis de que aquí no estamos en presencia de una verdadera alucinación sino de una crisis que tiene estrecha relación con la vida espiritual del enfermo. Nosotros, gracias a las experiencias bélicas, pudimos conocer más de cerca la esencia de estas crisis y constatamos cómo sobreexcitaciones psíquicas sumamente fuertes ocurridas simultáneamente, provocan en personas predispuestas crisis que podríamos definir como de decaimiento psíquico o alucinación emocional. Al igual que el Señor Prof. Dr. Lipmann, llego a la conclusión de que el acusado padece una alucinación semejante. El principal fundamento de esta conclusión es que toda su personalidad emotiva está sometida a un cambio patológico.

El acusado hizo una declaración muy significativa. Dijo: “Me siento muy mal”, “se me aparece mi madre”. Quiero decir que cuando el acusado está cansado, agotado, sobrecargado de pesadillas y recuerdos, en ese momento se le aparece la madre, es un estado puramente patológico. Es por eso que llego a la conclusión de que el acusado se ha transformado en un enfermo psíquico grave. Y la causa de ello es la influencia de aquellas tremendas sacudidas emocionales. Esa enfermedad psíquica se ha exteriorizado en un estado permanente de depresión nerviosa y mediante crisis de alucinación emocional que son de por sí signos inequívocos de un fuerte desequilibrio psíquico. Sostengo la tesis de que muchas circunstancias psíquicas han jugado su papel en la realización del acto. Pero tampoco quiero insistir en que actuó en un estado donde estaba totalmente ausente la responsabilidad, es decir, lo que establece el artículo 51, pero el acusado está muy cerca de ello y nosotros los psicólogos no podemos marcar esa frontera con imparcialidad.

DEFENSOR WERTAUER - ¿Existen dudas fundadas de que el acusado haya actuado con conciencia y libre albedrío?

PERITO KASSIRER – Para mí no existe ninguna duda de que el libre albedrío no estaba totalmente ausente.

DEFENSOR WERTAUER - ¿No duda usted para nada de ausencia total?

PERITO KASSIRER – Yo insisto en que el libre albedrío no estaba totalmente ausente.

DEFENSOR WERTAUER – Yo sólo quiero preguntar: ¿existen dudas de su ausencia clínica?

PERITO KASSIRER – No.

DEFENSOR WERTAUER – En otras palabras, es indudable que existe libre albedrío.

DEFENSOR NIEMEYER - ¿Puedo hacer al Señor Perito la misma pregunta que le formulé al primer perito? ¿Puede saberse en qué estado psíquico se encontraba el acusado en el momento del homicidio?

PERITO KASSIRER – Eso no se puede saber, sino sólo suponer.